GPS Senderismo Familiar Costa del Sol

15 diciembre 2009

Feliz Navidad


Y feliz año nuevo 2.010, o mejor, tal y como auguran que viene el año próximo, feliz cuesta 2.010, ¡conquistad el año con alegría!.

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07 diciembre 2009

Travesía por la Sierra de Almorchón


VERSION A


SIERRA DE ALMORCHÓN – EL CHORRO

Nuestro incombustible guía Diego –amante como pocos de montañas desconocidas e intrépidas aventuras–, nos llevó en esta última ruta hasta el límite del riesgo y de nuestras fuerzas, por el paraje del Chorro.

Desde la carretera que une Ardales y el Chorro, nos adentramos por un terreno bello en su inicio, que luego se volvería inhóspito, con la idea de llegar al llamado “mirador de los embalses”.


Al llegar a la parte más alta, previa a una meseta, nos encontramos con una muralla vertical de piedras y rocas por la que era muy complicado y arriesgado subir. Había que rodear o escalar. La vuelta hacia atrás era imposible, por las trepadas muy resbaladizas y expuestas que habíamos realizado a la subida, y más de uno podía dar con sus huesos allá abajo en el fondo de los pantanos.




Atrapados en aquella situación –ni “palante ni patrás”–, la tensión empezó a reflejarse en el ambiente. El guía sacó entonces una cuerda, y muchos empezaron a resoplar aliviados…pero aquella cuerda era corta, insuficiente para nuestro propósito. Así que algunos intentaron escalar buscando alguna fisura en la roca y algún resalte de menor pendiente e inclinación… Sólo tres personas, a muy duras penas y jugándose el tipo, consiguieron subir. Pero una vez arriba, nos gritaban para que no lo intentáramos por ahí.


El grupo se encontraba ahora dividido; tres arriba en una meseta incierta y el resto atrapados, perdidos, desorientados y limitados físicamente por el cansancio y la tensión. Fueron unos momentos que muchos calificamos abiertamente de alto riesgo. No cabía la menor duda de que estábamos ante la situación más crítica a la que nos habíamos enfrentado en nuestra experimentada y larga trayectoria como senderistas-montañeros.

Desde la meseta Diego intentó contactar con el resto del grupo a través del móvil y del silbato de emergencia —era la primera vez que lo usábamos—. Comentó luego que no había podido comer ni casi respirar sólo de pensar que podía estar en peligro la integridad de los miembros del grupo. Finalmente, a través de un bosque infernal, logramos contactar ambos grupos, y poco después encontrar un sendero casi perdido hasta la cima de la planicie, donde ya serenados un poco los ánimos, pudimos continuar la marcha por un camino ya conocido sin más contratiempos.

Los detalles del tiempo transcurrido en el que el grupo estuvo dividido, la incertidumbre, el reencuentro y las emociones vividas quizás la quieran relatar, desde otra perspectiva, el propio guía o algunos de mis compañeros.

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VERSION B

SIERRA DEL ALMORCHÓN

Todo comenzó el día 6 de mañana temprano, cuando nos disponíamos subir al monte Huma, a pocos metros de la subida, un enorme árbol caído atravesaba el carril de un extremo a otro, impidiéndonos el paso, nuestro gozo en un pozo, volvimos al Punto de partida, la estación de ferrocarril de El Chorro.

La nueva situación nos hizo cambiar de destino, en esta ocasión se decidió subir a la sierra del Almorchón, descubriendo una nueva ruta, y aquí comienza la aventura…

Lo más importante de esta ruta no son los datos técnicos que podréis encontrar fácilmente, lo interesante, son los detalles humanos y sobrehumanos que acontecieron .

Emprendimos la subida, con tramos de escaladas, no muy dificultosas, hasta dar con una pared vertical, se vivieron momentos tensos cuando los primeros en intentar subirla lo tuvieron bien difícil, tres miembros lograron llegar a la cima, pero con mucha dificultad y algún que otro susto.

Después de lo vivido, el resto del grupo intenta buscar una ruta alternativa, ya que resulta imposible volver atrás, a partir de aquí el grupo queda dividido. Después de andar un buen rato, llegamos a un collado, y nos vemos rodeados de un espeso bosque de pinos; divisamos la cima muy a lo lejos, allí se encontraba el resto del grupo. De pronto nuestros ánimos flaquearon, nos sentimos perdidos y en el cielo se divisaban los buitres leonados… Pero de repente, el murmullo del viento trajo las voces de Omar Ibn Hafsun, gran señor de la fortaleza de Bobastro, acallando nuestra incertidumbre, y empujándonos a avanzar y encontrar el sendero que nos llevaría a la cumbre, de repente el sonido se convirtió en silbidos… eran nuestros compañeros que venían al encuentro. Finalmente conseguimos regresar sanos y salvos.

Que duda cabe que hubo Aventuras, Misterio y Belleza.

Hacer especial mención que a pesar de su corta edad Marta y Milla volvieron a dar muestras de su gran valor y fuerza de voluntad. Atrás quedaron el riesgo y las dificultades, y dentro de cada uno de nosotros surgió un sentimiento muy especial de superación y compañerismo… y algunas voces que se dejaban oír “Adelante, Adelante mis valientes, que aún quedan nuevas rutas por descubrir”…

Cati



VERSION C


Zancocheando por la Sierra de Almorchón

Bien está lo que bien acaba, ahora lo podemos decir cuando han pasado más de 12 horas desde que volvimos de la montaña, desde que atravesamos la Sierra de Almorchón siguiendo los pasos de unos locos zancocheros que un día imaginaron que podían atravesarla, sí, bien está lo que bien acaba, pero allí arriba hubo momentos en los que no lo tuvimos tan claro…

Descripción de la ruta: Sierra de Almorchón

El día empezó mal, la idea primera era subir al monte Huma desde las proximidades del Cortijo Campedrero pero un inmenso árbol caído, atravesado en medio del carril de acceso al cortijo, nos impidió el paso.

Sopesamos las alternativas y elegimos, despreocupadamente, atravesar la Sierra de Almorchón siguiendo las indicaciones indicadas anteriormente.

Al principio, la belleza del entorno nos cautivó, caminamos por senderos labrados en la piedra, restos de antiguas civilizaciones, ascendimos trepando nivel tras nivel, mirando atrás solo para contemplar la enormidad del paisaje y aunque las dificultades iban aumentando conforme ganábamos altura, ninguno de los presentes pensamos en desistir, todos avanzábamos poseídos por la llamada de la montaña, avanzábamos como si fuéramos uno de los Caminantes de la novela de terror de Carlos Sisí.



Llegamos a una inmensa pared de piedra, algunos van por la derecha a explorar, otros por la izquierda, ninguno de las opciones parecía la mejor, ambas auguraban complicaciones, la montaña, antes amiga, ahora nos amenazaba con enviarnos al abismo.

Intentamos la opción de la izquierda por la que hay subir al siguiente nivel lateralmente por una pared pétrea casi vertical. Un pequeño grupo logra pasar pero califica el riesgo de extremo y avisa a los demás de que deben intentar la ascensión por otro lado.

Los que han subido por la pared de piedra no pueden volver a bajar y deben continuar la ascensión por su cuenta, los demás siguen faldeando la montaña, siguiendo una vereda cabritera, sorteando profundos tajos y todo tipo de obstáculos y llegan, extenuados por el esfuerzo realizado y la tensión soportada a una pequeña explanada donde deciden acampar para reponer fuerzas y curarse las lesiones que cada uno sufre. No lo saben, pero apenas están a menos de 15 minutos del otro grupo.

El grupo de la pared de piedra consigue llegar a la cumbre, al llamado Mirador Pantano Conde del Guadalhorce, y muy preocupados por el resto, se internan en la espesura del bosque por donde suponen que debe llegar el resto, al poco, ambos grupos, entran en contacto sonoro, gritos y silbatos sirven de comunicación. Algo más tarde se produce el encuentro, todas las tribulaciones se olvidan, bien está, lo que bien acaba. Incluso la subida a la cumbre fue más fácil de lo previsto, una joven montañera granadina descubrió un sendero que en apenas 15 minutos llevó al grupo hasta el sendero principal que recorre la cuerda de la Sierra de Almorchón.

El resto de la ruta transcurrió sin incidentes, todos juntos de nuevo atravesamos la sierra, pasamos por la falda del Pico del Convento, dejamos atrás el Mirador de las Buitreras, el Restaurante El Mirador y en media hora más llegamos a los coches al tiempo de ver el despertar de la Luna.





















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